sábado, 12 de mayo de 2012



Entonces me ahogué sin tu palabra,
y nunca más supe replicar a un silencio.

Ahora dedico cada miembro a no resbalar
y sujeto tus huellas a la mesa
y, los clavos de la tarima que aún te crujen,
para que no huya la casa tras de ti
cada diecisiete segundos exactos.

Una sola vez apreté los dientes,
una sola vez.
Mientras, 
tamborileaban mis dedos en tu rodilla,
y te juré amor eterno
justo cuando no mirabas.


...y eso



4 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Oh, Pinocho, que ilusión! volver a tu blog, después de tanto tiempo, feliz esta recuperación.

Con agrado vuelvo a tus versos, a fe que magníficos.
Salud
Francesc Cornadó

Jorge Bermejo dijo...

Cómo eché de menos tus versos, excelentes como siempre.

ulises dijo...

Buenos versos. Como siempre.

KAMELUCHA,.,.,.,.,., dijo...

SIguen siendo maravillosas
frases, pensamientos y
sentires que pocas gentes
lo saben decir como tu

bikiños