lunes, 8 de abril de 2013

_caricia_


Cuando le acaricié
no presentí fuerza en las palmas,
después de ofrecerlas tan limpias.

Hasta el tiempo más destrozado
erige su pretérito nombre
sobre mi garabateado corazón,
no debimos morder las ansias.


Hasta el hálito más travieso
regurgita ante su vista.
Hasta el más incontrolado temblor
tiende puentes al recuerdo.


Él,
principio inmune de mi soslayo,
hacedor misterioso de este manantial
que ágilmente me desnuda
contra la mas oscura esquina, y me toma.


Nunca fui tarea fácil
ni agua cálica inminente,
ni presa provocante y alevosa,
sólo fui batiente jamba de sus credos.

Y suave me dejé morir

cuando bajo la ropa
acarició mi espalda.