sábado, 17 de octubre de 2015

_Será..._



Rozan como en las pasarelas estas ruedas que caminan. La noche densa y el perfume de neón entre la boca y los ojos y, una sola palabra escuece entre las pupilas, la que buscaba, la que guardaré mientras exista.




Cuando levanté la taza no sabía hasta donde querías llevar la conversación. ¿Qué extraño, no?
Mi alma fue inconsciente hasta que sonaste a tierna música y me dejé abrir de par en par, como si cada frase, como si cada entonación fuese de por vida. Ya no es carne esto que nos une.

Mira que te veía venir.
Es lo sublime de amar así: sin cambios en el bolsillo y sin plan alguno.
(Pídeme otro café o alguien pensará que me has hecho daño y por eso se ha secado mi garganta y me he echado a temblar como una cría)


Me va a acabar gustando esto de mirar a los ojos
y, recibir dulzura a cambio.
Ya está
he caído.
Parte de mis nalgas lo presintieron
el cuerpo sin cosquilla alguna se rindió.
Temblaba la boca.
Sabía yo
que me acabaría enganchando al bies para encontrarlo,
sabía yo que me daría la vuelta
sólo por abrazarte.

Hoy la mañana presta a la lluvia
ha pringado nuestro antojo
y, he vuelto a ser aquella
que cerraba ojos y dejaba escapar una lágrima,
sin plantear destinos.

Me va a acabar gustando esto de que separes el aire
y recojas mi rostro entre tus manos
y, mis pies se desprendan ardiendo
del frío y duro suelo.