Nunca me han interesado ni el poder ni la fortuna
lo que admiro son las flores que crecen en la basura
¿dónde se han quedado tus sueños? Tienes el alma desnuda.
Después de romper la ola, sólo nos quedó la espuma. Adolfo Cabrales (Fito)
Y metí el dedo en el bote de la dulzura. Cerré los ojos y me detuve.
No se puede una, lamer las manos, cuando se escurre la felicidad, pero me permití ese pequeño lujo.
El silencio, la oscuridad, el desnudo eco, las palmas de las manos abiertas, el frío suelo y el regurguitar del pecho tranquilo respirando.
Y abrí las alas.
Y abrí las alas.
Y he pedido al despertarme que se pare todo, al menos cinco minutos, al menos unos eternos cinco minutos, porque me he descubierto perjurando sinsentidos en voz alta. Yo, yo que no me irrito ni aunque me claven una punta de acero ardiendo en la niña de los ojos, me he bañado de santos y me he bajado al dios del cielo.
Amén que necesito llorar de una vez, necesito estirar los brazos y abrir mucho las palmas para detener esta lluvia de verano que me está ahogando.
Hoy como ayer rebañaré lo que aún me queda de dulzura y cerraré la puerta.
Porque hacía mucho que no me ahogaba de felicidad.
Porque hacía mucho que no me ahogaba de felicidad.